El 2020 ha sido un año de considerables cambios ocasionados por la pandemia de la Covid-19, y el medioambiente no ha escapado de estas transformaciones que han marcado una nueva normalidad en todo el mundo.
En un principio el confinamiento provocó un impacto visible y altamente positivo en la naturaleza. Para ejemplificar, se pudo ver un antes y un después en los canales de la hermosa Venecia, los animales gozaron de libertad mientras el hombre se mantenía resguardado en casa y las emisiones de CO2, producidas por la combustión de los vehículos, registraron una disminución.
Sin embargo, aunque por un lado hubo un reporte positivo, contrariamente la producción de grandes cantidades de desechos plásticos es capaz de revertir estos avances. Cabe destacar que la contaminación ambiental provocada por el plástico es unos de los grandes enemigos a los que tiene que enfrentarse nuestro planeta, según el informe difundido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente, el año pasado.
En ese sentido, mundialmente se evidencia un aumento alarmante en la proliferación del consumo de materiales descartables de plástico, tanto de uso hospitalario como doméstico.
Uso hospitalario
En cuanto a las medidas de bioseguridad, el plástico representa un material indispensable para la elaboración de equipos de protección individual del personal médico. Es usado para la fabricación de las mascarillas, las cuales poseen un filtro constituido por fibras plásticas que impiden el paso de los virus.
También los guantes, las caretas de protección facial, las batas impermeables y las gafas, necesarios para la seguridad del personal de salud están hechos de este material.
No obstante, el plástico no se reduce al utilizado por los profesionales; hay equipos e instrumentos de este mismo material, como respiradores, jeringas de policarbonato, bolsas de sangre y tubos de PVC fundamentales para atender a los pacientes durante la pandemia.
En los hospitales asturianos, por ejemplo, el incremento de este tipo de desechos se multiplicó por cuatro, reportando la cifra de 185 toneladas nada más en el mes de abril.
A diario
La recomendación mundial es que los ciudadanos usen mascarillas para salir a la calle, así que hoy en día millones de personas también están empleando tapabocas descartables de plástico. Solo en un país como Italia, se calcula el uso de 90 millones de cubrebocas mensuales.
Y la gestión inadecuada de estos materiales ya comenzó a notarse, pues se han visto a flote en diversas playas y archipiélagos del mundo, convirtiéndose en una amenaza latente para el ecosistema marino.
Si quieres ser parte de la solución y no del problema, coloca estos desechos en el contenedor de descarte, recuerda que estos no entran en los procesos de reciclaje. Protejámonos nuestra salud al mismo tiempo que cuidamos al planeta.
Fuente de la imagen: Retema